martes, 23 de diciembre de 2014

Viajando





María esté embarazada. Embarazadísima. Debería estar preparando su casa para el nacimiento de su Hijo, descansando con los pies en alto y dejándose cuidar. Sin embargo, viaja en el crudo invierno hasta la ciudad de David, en la que debe nacer Jesús. 


En los últimos días, el peso del Niño se ha desplazado hacia abajo, y la obliga a caminar echando su cuerpo hacia atrás, como un contrapeso. Los riñones le duelen de la postura. La tripa le tira por debajo. Cuando se sube a la mula para descansar la espalda, los tobillos se le hinchan. Duerme mal por las noches, porque tumbada le cuesta respirar. Oscuros semicírculos intentan ocultar, sin conseguirlo, la luz de sus negros ojos. No pierde la sonrisa, porque la alegría que la inunda es imposible de contener. A pesar de la fatiga, de las molestias, del cansancio.

La cara de José es un poema cuando mira a su esposa. En su expresión se mezcla el orgullo con la preocupación y un punto de incertidumbre. La hora de María está cerca. No sabe si encontrará partera en Belén o donde se encuentren en ese momento. El parto es un momento muy peligroso. Muchas mujeres mueren. Muchos niños. Este viaje no puede ser bueno para ella. Sin embargo, pone cara de "todo va bien" para no preocupar a María.

Ella lee en la cara de su esposo como en un libro abierto, pero disimula. Le quiere tanto... Qué bueno es el Señor, que le ha regalado un hombre como este. Tierno, atento, cariñoso. Trabajador, responsable. Con un puntito gamberro que hace que nunca falte la risa en casa. 

Ambos se miran, se sonríen y siguen adelante, sin palabras. No hacen falta

martes, 25 de noviembre de 2014

Otra canción de Amor



You see through right to the heart of me
You break down my walls with the strength of your love
I never knew love like I've known it with you

Descanse en paz...

viernes, 14 de noviembre de 2014

Los viejos rockeros no mueren, se transforman



Para Mar y las niñas

The line "Our names they mean nothing..." was originally "My name it is Joseph, this is Mary my wife/And this is our young son who is our dear life".

martes, 7 de octubre de 2014

Hasta los cabellos de vuestra cabeza...

Tengo que confesar que esta mañana, antes de ir a trabajar, estaba francamente inquieta. Si digo que trabajo en la Fundación Alcorcón, no creo necesario explicar más.

Ayer salí de guardia a las diez de la mañana, y no me enteré del asunto hasta las cinco de la tarde. Esta mañana, tenía muchas dudas. ¿Ahora qué hacemos? No quitarnos los guantes para nada. No tocar a los pacientes. ¿Ni los botones del ascensor, ni el teclado del ordenador? ¿Ni las sillas? ¿Ni acercarse a la urgencia? ¿Y si te llaman a ver un paciente? ¿Y si algún trabajador del turno de mañana de la urgencia empieza con fiebre? ¿Se le aísla? ¿Se marcha de vacaciones? Es una situación que favorece el pánico, la actuación precipitada e irracional. Y la caza de brujas.

Ya hay una unanimidad, no sé si orquestada o espontánea, en que existen culpables claros y definidos. Si se leen los comentarios a los artículos de la prensa online, mucha gente tiene sugerencias sobre qué hacer con ellos. El odio que destilan esos comentarios es mucho más preocupante que el Ébola, en mi opinión.

Al enterarme ayer del pastel, me agobié mucho, pero luego recordé eso de que mis cabellos están contados, y que el Señor, que viste a los lirios y que no permite que caiga un pajarillo sin su consentimiento, me sostiene siempre. Y en eso estoy. Intentando tranquilizar a mi marido, que no creo que aprecie mucho el razonamiento de los lirios.

sábado, 30 de agosto de 2014

It's all your fault...

Hace dos días una amiga me dijo que todas las canciones de amor se pueden cantar de otra manera...
Nada más ver esto me he acordado. Un beso, guapa


domingo, 27 de abril de 2014

Galleguiña

Un pobre paisano de una aldea de Pontevedra estaba acostado en su cama, con una enfermedad terminal, le quedaban pocas horas de vida.

De repente huele el aroma de la comida que más le gustaba: unas empanadas
caseras de carne recién hechas !!
Para él no había nada mejor en el mundo que las empanadas de su mujer
Cirila..

Haciendo un esfuerzo sobrehumano dirigiéndose al comedor, empieza a percibir
el vapor que lleva el aroma a masa de carne y cebolla que desde la cocina emanaba.

Llega hasta la mesa de madera donde se encontraban extendidas las suculentas
empanadas doraditas, recién hechas y toma una, viendo que sus esfuerzos habían valido la pena, sería como su último deseo, cuando
repentinamente... zás... siente un fuerte golpe de cucharón en la cabeza que merma sus facultades y
casi lo hace caer presa de la debilidad de sus piernas.


Tratando de no desplomarse al suelo hace un giro por voltear la vista,
alcanza a ver a su mujer con un cucharón de hierro en la mano, diciéndole:
  • Ni se te ocurra!!!! Que son pa'l velatorio...!

domingo, 20 de abril de 2014

Del Papa

Extracto de la homilía del Papa en la Vigilia Pascual


 

"Que vayan a Galilea; allí me verán".
Galilea es el lugar de la primera llamada, donde todo empezó. Volver allí, volver al lugar de la primera llamada. Jesús pasó por la orilla del lago, mientras los pescadores estaban arreglando las redes. Los llamó, y ellos lo dejaron todo y lo siguieron (cf. Mt 4,18-22).
Volver a Galilea quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria. Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor.
También para cada uno de nosotros hay una «Galilea» en el comienzo del camino con Jesús. «Ir a Galilea» tiene un significado lindo, significa para nosotros redescubrir nuestro bautismo como fuente viva, sacar energías nuevas de la raíz de nuestra fe y de nuestra experiencia cristiana. Volver a Galilea significa sobre todo volver allí, a ese punto incandescente en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino. Con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas. Con esta chispa se enciende una alegría humilde, una alegría que no ofende el dolor y la desesperación, una alegría buena y serena.
En la vida del cristiano, después del bautismo, hay también una «Galilea» más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión. En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió que lo siguiera; recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.
Hoy, en esta noche, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi Galilea? ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado? He andado por caminos y senderos que me la han hecho olvidar. Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; sabes, yo quiero volver allí para encontrarte y dejarme abrazar por tu misericordia.
El evangelio de Pascua es claro: es necesario volver allí, para ver a Jesús resucitado, y convertirse en testigos de su resurrección. No es un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, hasta los confines de la tierra.
«Galilea de los gentiles» (Mt 4,15; Is 8,23): horizonte del Resucitado, horizonte de la Iglesia; deseo intenso de encuentro… ¡Pongámonos en camino!

viernes, 18 de abril de 2014

Viernes

Marco asomó la cabeza con cuidado. Los soldados acababan de arrastrar al preso al interior del fortín de la guarnición. No era probable que el rebelde fuera peligroso, no después de la brutal paliza que había recibido. Aun así, Marco era precavido por naturaleza, y por experiencia.

El judío estaba sentado en una esquina, los antebrazos apoyados sobre las rodillas, la cabeza gacha, jadeando como si hubiera corrido durante horas. No era la primera vez que Marco veía un flagelado, y sabía que en breve comenzarían los temblores.

El hombre levantó la cabeza y fijó los ojos en Marco. Un primer impulso de pánico se desvaneció al momento, al ver que en lugar de la mirada enloquecida, llena de odio o de pavor de los presos habituales, aquellos ojos transmitían serenidad. Calma. Dulzura.

Un calor extraño se instaló en su pecho y sintió que se le llenaban los ojos de agua. Hizo un esfuerzo para contener las lágrimas, y se concentró en su objetivo. Estaba allí un poco por curiosidad y otro poco por oportunismo. Algunos presos tenían objetos de valor más que dudoso, pero para Marco, cualquier cosa era buena.

- ¿Quieres que le de algún mensaje a tu familia? Tu esposa, tus hijos. ¿Tienes algo que quieras que les entregue?

Normalmente con estas palabras era suficiente. Los condenados rebuscaban cualquier cosa que pudiera tener un mínimo valor, ya fuera monetario o sentimental, para enviar a la familia. Cinturones, sandalias, anillos (si habían conseguido hurtarlos a los soldados). Marco vendía su botín sin muchos remilgos. Se justificaba diciendo que los despojos del muerto servirían de doloroso recuerdo a la familia. Además, a él le hacía más falta, sin duda.

La madre de Marco había muerto el año anterior, unos días antes de que él cumpliera doce años. Había sido amante de un general, decía, y guardaba como recuerdo los restos remendados y desteñidos de una toga púrpura. Se ganaba la vida haciendo recados para la guarnición, cocinando, lavando, recomponiendo ropa o calzado. Las malas lenguas decían que tenía otros talentos y otras fuentes de ingresos. No sabía quién era el padre de Marco, y el muchacho se había metido en muchas peleas por ese motivo.

El judío no contestó a su pregunta. Simplemente le miró, y le sonrió. Una sonrisa hermosa, amable, completamente fuera de lugar en esa situación. Marco se preguntó si el hombre estaba tan loco como decían. Al fin y al cabo, se creía hijo de Dios. Visto que no parecía nada violento, se acercó más a él. La sonrisa del preso se hizo más amplia y más dulce. Y a Marco se le cortó la respiración. Quiso decirle algo, pero las palabras que salieron de su boca no eran las que había pensado.

- ¿Es verdad que eres hijo de Dios?

El hombre habló por primera vez, con la misma dulzura que transmitían sus ojos y su sonrisa.
- Sí, lo soy. Y tú también lo eres.

Una oleada de rabia y confusión se apoderó de Marco, y apretó los puños. ¡Elmiserable judío se estaba mofando de él! Mientras se pensaba si se atrevería a golpear al reo, éste habló de nuevo.
 
- No te enfades, Marco, Sé quién era tu madre y sé quién eres tú. Y te repito, Dios es tu Padre. Y te quiere con locura.
 
En ese momento el hombre empezó a temblar, primero suavemente, y en seguida con terribles sacudidas. Marco sabía que era normal, la reacción tras el enorme esfuerzo físico de soportar la flagelación. Sin embargo, se sintió invadido por una gran ternura y un deseo tremendo de cuidar de aquel hombre, y salió corriendo hacia el cuchitril donde guardaba sus cuatro trastos. Volvió al cabo de unos minutos, con su más preciada posesión: la toga púrpura heredada de su madre. La extendió cuidadosamente sobre el judío tembloroso, que le respondió con una mirada de gratitud y una sonrisa que recordaría toda la vida.
 
Los soldados entraron entonces, entre carcajadas y maldiciones. Llevaban una especie de casco hecho de espinos, que estaban acabando de trenzar. Uno de ellos se había pinchado la mano y profería terribles juramentos. Los otros, viendo al preso cubierto con la toga, se echaron a reír.
 
- ¡Marco, chaval, eres único! ¡Le faltaba la toga para parecer realmente el rey de los judíos!
 
Pusieron a Jesús de pie entre varios, mientras le colocaban en la cabeza brutalmente el casco de espinos. Él se dejó hacer con mansedumbre, a pesar de que su rostro se crispó cuando las púas se clavaron en su piel. Le sacaron a empujones y gritos, mientras Marco, inmóvil, contemplaba la escena. Jesús se volvió a mirarle, inclinó la cabeza y siguió a sus torturadores.
 
 
 

lunes, 7 de abril de 2014

Abandono (y IX)

Día 9
 
Orad siempre con esta predisposición de entrega y obtendréis una gran paz y grandes frutos, incluso cuando Yo os hago la gracia de la inmolación de reparación y de amor que impone el sufrimiento. ¿Te parece imposible? Cierra los ojos y ruega con toda tu alma: "Jesús, ocúpate Tú". No temas, Yo me ocupo. Y tú bendecirás mi nombre humillándote.  Mil oraciones no pueden igualar un solo acto de abandono, recuérdalo bien. No hay novena más eficaz que ésta:
 
"OH, JESÚS, EN TI ME ABANDONO, OCÚPATE TÚ"
ENTRÉGATE A MI CORAZÓN Y....VERÁS.

domingo, 6 de abril de 2014

Abandono (VIII)

Día 8

Cerrad los ojos y dejaos llevar por la corriente de mi gracia, cerrad los ojos y dejadme obrar, cerrad los ojos y no penséis en el momento presente, alejad el pensamiento del futuro como si fuera una tentación. Reposad en Mí confiando en mi bondad y os juro por mi amor que, diciéndome con entrega: "OCÚPATE TÚ", yo me ocupo plenamente, os consuelo, os libero y os oriento.

(Repetir 10 veces)
Oh Jesús, me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.

sábado, 5 de abril de 2014

Abandono (VII)

Día 7

Yo hago milagros en proporción al pleno abandono en Mí y a vuestra despreocupación: ¡distribuyo tesoros de Gracias cuando vosotros os halláis en extrema pobreza!

Nadie hace milagros con razonamientos o pensamientos, ni siquiera los santos.

Quien se entrega a Dios obra conforme a la voluntad divina. Cuando veas que las cosas se complican no lo pienses más, porque tu mente se obsesiona y para ti es difícil distinguir el mal y confiar en mí sin pensar en tí.

Confía en Mí a menudo, distrayéndote de ti mismo. Compórtate así con todas tus necesidades. Obrad así todos y veréis milagros inmensos, continuos y silenciosos. Os lo juro por mi Amor: yo me ocuparé, os lo aseguro.

(Repetir diez veces)
Oh, Jesús, me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.

jueves, 3 de abril de 2014

Como desees

 

Aquel día descubrió con asombro que cuando él decía "como desees", en realidad significaba "te amo"

"Como desees" me recuerda un poco a "hágase tu voluntad". Luego la frase quedaría: hágase tu voluntad, quiero hacer tu voluntad, porque te amo. Me ha parecido una buena idea para esta Cuaresma.

Abandono (VI)

Día 6

No podéis dormir, queréis evaluarlo todo, analizarlo todo, pensar en todo y así os entregáis a las fuerzas humanas o, peor aún, a los hombres, confiando en su intervención. Esto es lo que obstaculiza mis Palabras y mis Proyectos. ¡Oh, cómo deseo que os entreguéis a Mí por vuestro bien y cómo me duele veros agitados!
Satanás desea justamente esto: agitaros para alejaros de mi acción e impulsaros hacia las iniciativas humanas. Por eso debéis confiar sólo en Mí, descansar en Mí, entregaros plenamente a Mí.

(Repetir diez veces)
Oh Jesús, me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.
 

miércoles, 2 de abril de 2014

Abandono (V)

Día 5

Y cuando debo conduciros por un camino diferente del que vosotros vislumbráis, Yo os preparo, os llevo en mis brazos; haré que os encontréis, igual que un niño que se ha dormido en brazos de su madre, al otro lado del río.
Lo que os desespera y os hace un inmenso mal es vuestro razonamiento, vuestro pensamiento, vuestra preocupación y vuestra obstinación en resolver por vosotros mismos los problemas que os afligen.

Repetir 10 veces
Oh Jesús, me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.

martes, 1 de abril de 2014

Abandono (IV)

Día 4

¿Ves que la enfermedad se agudiza en lugar de aliviarse? No te desanimes, cierra los ojos y pídeme con fe: "Hágase tu voluntad, ocúpate Tú". Te digo que Yo me ocupo, intervengo como médico y realizo un milagro cuando es necesario. ¿Ves que el enfermo empeora? No desesperes, cierra los ojos y ora: "encárgate Tú". Te digo que Yo me haré cargo y que no hay medicina más poderosa que mi intervención amorosa. Por mi amor, te hago esta promesa.

Repetir diez veces
Oh , Jesús me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.

lunes, 31 de marzo de 2014

Abandono (III)

Día 3

¡Cuántas cosas puedo obrar cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como materiales, recurre a Mí, me contempla y diciendo "encárgate Tú" cierra los ojos y descansa!

Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis para producirlas; en cambio, obtenéis muchísimas cuando, en oración, os ponéis plenamente en Mis manos. Vosotros oráis en el dolor para que Yo os alivie, pero para que lo alivie según vuestros deseos...Os dirigís a Mí, pero queréis que Yo me adapte a vuestros propósitos; sois como los enfermos que, en lugar de pedir la curación al médico, le sugieren lo que debe hacer.

No os comportéis así, orad al Padre como Yo os he enseñado : "santificado sea Tu nombre" (es decir que seas glorificado en esta necesidad que tengo), "venga Tu reino" (es decir que todo lo que nos sucede a nosotros y al mundo concurra  a Tu reino), "hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo" es decir, dispón tú en esta necesidad como consideres mejor para  nuestra vida eterna y temporal.

Si me decís sinceramente: "hágase Tu voluntad", que es lo mismo que decir: "encárgate Tú", Yo intervengo con toda Mi omnipotencia y resuelvo  hasta la situación más dificil.

(Repetir diez veces)
Oh Jesús, me abandono por completo en Ti, hazte cargo de todo.

domingo, 30 de marzo de 2014

Abandono (II)

Día 2

Entregarse a Mí no significa atormentarse, agitarse y desesperarse, dirigiéndome luego una oración inquieta para que Yo transforme la  agitación en plegaria.
Al abandono se opone la preocupación, la agitación y la obstinación en prever las consecuencias de un hecho. Es como la confusión que tienen los niños cuando pretenden que su madre se ocupe de sus necesidades, pero al  mismo tiempo quieren imponerse, entorpeciendo el trabajo de ella con sus ideas y caprichos infantiles.
Entregarse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, alejar las preocupaciones y recurrir a Mí para que Yo os conduzca, como un niño dormido en el regazo materno, a la otra orilla.
Ponerte del todo bajo mi cuidado, de manera que sólo yo actúe, diciendo "hazlo tú".

(Repetir diez veces)
Oh, Jesús, me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.

sábado, 29 de marzo de 2014

Abandono (día 1)

Novena del abandono a la Voluntad de Dios (don Dolindo Ruotolo)


Día 1
Dice Jesús:
¿Por qué dejáis que vuestras preocupaciones os confundan? Dejad que yo me haga cargo de vuestros asuntos y todo será paz. En verdad os digo que cada acto de auténtico y completo abandono en Mi produce el efecto que deseáis y resuelve todas las situaciones difíciles.
(A continuación, repetir diez veces): Oh, Jesus, me abandono por completo en ti, hazte cargo de todo.

lunes, 10 de marzo de 2014

Novena

Mañana, 11 de marzo, es un día de mucho significado. En muchos aspectos. El que ahora me interesa es el centenario del nacimiento de don Álvaro del Portillo, próximo beato y futuro santo, si Dios quiere.
Mañana voy a empezar una novena a don Álvaro por una intención muy importante para mí. Si algun@ desea unirse, será muy bienvenid@. Y os lo agradeceré.  Mañana también intentaré poner una estampa porque con el Ipad soy incapaz...

martes, 11 de febrero de 2014

Para Isa de uro (sí, eres tú)




Pues eso. Lo que no te mata te hace más fuerte. Y, francamente, creo que esto es para mejor.
Una de cal... y una de arena.

sábado, 1 de febrero de 2014

Feliz cumple AÑO



Igual la he puesto ya. Pero me encanta. Y hoy me voy a dar un gusto, porque hoy hace un año... Las que sabéis de qué, ya lo sabéis. Y los que no, si no lo adivináis es que no tenéis que saberlo...

miércoles, 29 de enero de 2014

Para rezar

He encontrado esta página, que es estupenda. Son meditaciones en formato podcast, para los que, como yo, van a toda marcha y no tienen a veces tiempo de llegar a todo. Estám muy bien y hay un montón.
http://medita.org.mx

martes, 21 de enero de 2014

Oración de santo Tomás para el estudio



Seguramente alguno de vosotros la conocía de antes. Yo acabo de descubrirla pero me encanta

Oh inefable Creador nuestro,
altísimo principio y fuente verdadera de luz y sabiduría,
dígnate infundir el rayo de tu claridad sobre las tinieblas de mi inteligencia,
removiendo la doble oscuridad con la que nací: la del pecado y la ignorancia!
¡Tu, que haces elocuentes las lenguas de los pequeños, instruye la mía, e infunde en mis labios la gracia de tu bendición!
Dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facilidad para atender,
sutileza para interpretar
y gracia abundante para hablar.
Dame acierto al empezar,
dirección al progresar
y perfección al acabar
¡Oh Señor! Dios y hombre verdadero, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 Amén

lunes, 13 de enero de 2014

Otro regalito, cortesía de Yomisma

La foto es malísima, pero me ha encantado



San Rafaél Arnáiz Barón (1911-1938), monje trapense español
Escritos Espirituales, 04/03/1938



Cojo hoy en nombre de Dios la pluma, para que mis palabras al estamparse en el blanco papel sirvan de perpetua alabanza al Dios bendito, autor de mi vida, de mi alma y de mi corazón.

Quisiera que el universo entero, con todos los planetas, los astros todos y los innumerables sistemas siderales, fueran una inmensa superficie tersa donde poder escribir el nombre de Dios.

Quisiera que mi voz fuera más potente que mil truenos, y más fuerte que el ímpetu del mar, y más terrible que el fragor de los volcanes, para sólo decir, Dios.

Quisiera que mi corazón fuera tan grande como el cielo, puro como el de los ángeles, sencillo como la paloma, para en él tener a Dios.

Mas ya que toda esa grandeza soñada no se puede ver realizada, conténtate, hermano Rafael, con lo poco, y tú que no eres nada, la misma nada te debe bastar.

¡Qué hipocresía decir que nada tiene..., el que tiene a Dios! ¡Sí!, ¿por qué callarlo?... ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué no gritar al mundo entero, y publicar a los cuatro vientos, las maravillas de Dios?

¿Por qué no decir a las gentes, y a todo el que quiera oírlo?... ¿Ves lo que soy?... ¿Veis lo que fui? ¿Veis mi miseria arrastrada por el fango?... Pues no importa, maravillaos, a pesar de todo, yo tengo a Dios..., Dios es mi amigo..., que se hunda el sol, y se seque el mar de asombro..., Dios a mí me quiere tan entrañablemente, que si el mundo entero lo comprendiera, se volverían locas todas las criaturas y rugirían de estupor.

Más aún... todo eso es poco.

Dios me quiere tanto que los mismos ángeles no lo comprenden.

¡Qué grande es la misericordia de Dios! ¡Quererme a mí..., ser mi amigo..., mi hermano..., mi padre, mi maestro..., ser Dios y ser yo lo que soy!

¡Ah!, Jesús mío, no tengo papel ni pluma. ¡Qué diré!... ¿Cómo no enloquecer?... ¿Cómo es posible vivir, comer, dormir, hablar y tratar con todos? ¿Cómo es posible que aún tenga serenidad para pensar en algo que el mundo llama razonable, yo que pierdo la razón pensando en Ti?

¡Cómo es posible, Señor!... Ya lo sé, Tú me lo has explicado..., es por el milagro de la gracia.

domingo, 12 de enero de 2014

Regalito

ORACIÓN DEL PAPA CLEMENTE XI

Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en Ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, pero ayúdame a no volver a ofenderte.
Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi fin; te alabo, porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en Ti, porque eres mi protector.

Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda.
Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en Ti; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de Ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por Ti.
Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.
Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi espíritu.
Hazme llorar, Señor, mis pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes.
Dame Tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mí, para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al mundo.
Dame Tu gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y generoso con mis enemigos.

Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer, con generosidad la avaricia, con amabilidad la ira, con fervor la tibieza.
Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos.
Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos.
Ayúdame a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y verdaderamente cristiano en mi conducta.
Concédeme Tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mí Tu vida de gracia, para cumplir tus mandamientos y obtener mi salvación.
Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad futura.
Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y obtener Tu gloria.
 
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
 
Fusilado de la-oracion.com

domingo, 5 de enero de 2014

Los Reyes Magos



 Contribución de Marita

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papá?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:

- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no sé papá, que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.
- Entonces no lo entiendo papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y su voz se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh! necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo el Niño-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que el Niño Jesús estaba planeando, cuando su voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

Ay, payo, várgame la blusa...