Recuerdo al Morta, un tío duro como él sólo, que se pegó un hachazo en una pierna que se veía el hueso, y que se mantuvo entero, pálido como la pared, pero sin perder los papeles. Unos meses después se bañó en unas pozas de deshielo en Gredos, y al salir tenía las piernas cubiertas de sanguijuelas. Su cara era un poema, estaba absolutamente descompuesto, y decía, entre dientes y muy rápido: quítamelas, quítamelas.
En los países medio civilizados, como el nuestro, la higiene es una
constante en nuestra vida. Nos duchamos mucho más de lo necesario. Y la
sóla idea de tener piojos, o sarna, o lombrices, o pulgas, nos revuelve
las tripas hasta el punto de hacernos sentir enfermos. Imagina entonces a
Jesús en el huerto de los olivos. Él, Dios, Todopoderoso,
inconcebiblemente bueno, tan alejado del pecado como pueda ser posible,
se echó encima todos nuestros pecados. Los tuyos. Los míos.
No consigo imaginar la repugnancia, la sensación viscosa y asfixiante,
la angustia que debió sentir Él entonces. Esa angustia que le hizo sudar
sangre. Y con esa insoportable carga a cuestas, sufrió además los
latigazos, los escupitajos, las burlas, la corona de espinas, la marcha,
colina arriba, cargado con la Cruz, posiblemente en estado de medio
shock por la pérdida de sangre y el dolor. Los clavos. La imposible
elección: asfixiarse o apoyar sus huesos torturados en los clavos que
los atravesaban, para aspirar agónicamente un par de bocanadas de aire. Y
todo eso, cargando con mis pecados, con los tuyos. Hasta la última gota
de sangre. Hasta el fondo, apuró ese Cáliz de agonía, para salvarnos.
Y por que sabia que el abismo abierto entre Dios y el hombre, entre Dios y cada hombre, por el pecado, no podía cerrarlo ni siquiera todos los hombres
de la historia juntos. Sólo Dios. Esa era su misión redentora, por eso
había venido al mundo. Porque Dios ama tanto a cada uno, que no acepta
que no se pueda acercar a El sí en algún momento cae. (gracias a Yomisma por el corolario)
Cordelia, buen comienzo de la Semana Santa . Sigue, sigue....
ResponderEliminarQué profundidad... Estoy con Cordelia: sigue, por favor.
ResponderEliminarGuau...
ResponderEliminarMarita
Chicas, no tengo más...
ResponderEliminarAla, tía que no había leído el final....
ResponderEliminar¿Cómo que no lo has leído? Es tuyo, bonita.
EliminarMío!!!!??? No, no, no... Es de todas. Y de todos.
EliminarMe ha gustado mucho. Gracias a todas!!
ResponderEliminarVuelvo hoy a esta entrada, para centrarme más en esta noche.
ResponderEliminarHasta la última gota de sangre... uff eso es muy duro.
Gracias¡¡¡