jueves, 13 de septiembre de 2012

Don Javier ha cumplido

La homilía

Gracias.

7 comentarios:

  1. Y ya que estamos digo que confiar es confiar. Pero añado que tener Fe -además de confiar- es creer... lo que Dios ha revelado y Nuestra Santa Madre, la Iglesia, nos enseña. Si confío en Dios creo en lo que me revela. Y si no creo en lo que me ha revelado, me ponga como me ponga, no confío en Él. El amable Lutero -sin ir más lejos- solía decir que hay que confiar mucho en Dios pero no creía en lo que Dios había revelado tal como lo enseña la amable Iglesia. Yo solamente conozco una profesión de fe. No empieza diciendo "Confío horrores en Dios" sino creo en Dios. Y el amable San Agustín decía que no daría ningún crédito a la Sagrada Escritura si no fuera por el testimonio de la Iglesia. Él -claro- lo decía mejor. También los amables Papas lo han explicado muy bien. BXVI -sin ir más lejos- ha dicho que lo bueno del Credo es que hace que nuestra confianza en Dios no sea el buen rollo de quien quiere que todo sea estupendo y se imagina las cosas y a Dios a su modo. El Credo no lo inventamos nosotros, se nos da para que sepamos lo que creían los Apóstoles que no son para nosotros solamente ejemplos de confianza en Dios sino -ante todo- testigos de una Verdad más grande que nosotros y que ellos. BXVI -por supuesto- lo explica mejor que yo. Decir que fe no es creer sino confiar me suena a proverbio chino. Me suena a esto: confío horrores en ti, me creo la mitad de lo que dices. He dicho.

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  2. Yourself: para que veas que no me pasa solo contigo, he borrado el primer comentario de don Javier. Lo copio a continuación:

    Gracias a usted, oiga. La mitad de la homilía cortita es suya. Y es la mitad mejor. Cuando contaba lo de las niñas me moría de risa pensando en las niñas y en usted y viendo las caras de los amables feligreses que también se morían de risa aunque habían venido por un difunto.

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  3. Acabo de ver que hay una etiqueta que dice "Don Javier". Me siento muy confuso y muy honrado.
    Y acabo de ver el artículo enmendado: "Fe no es solo creer, es también confiar". Me suena mucho mejor. Y me hace pensar.
    He oído decir que los griegos llamaban "parresía" a la confianza. Acercarse a alguien con parresía -por lo visto- era para los griegos acercarse a alguien confiadamente. Luego hemos confundido la confianza con darle palmaditas en la espalda -o besitos- a cualquier hijo de vecino. Luego hemos llegado -unos- a la conclusión de que donde hay ese tipo de confianza da asco y -otros- a la conclusión de que el buen rollo es la parresía de las palmaditas en la espalda y del "colegui".Y luego -algunos- han empezado a pintar a Dios como un abuelito amnésico que está en las nubes envuelto en su bata de felpa y diciendo proverbios chinos.
    Cuando la amable -y Sagrada- Escritura nos invita a acercarnos con mucha parresía al trono de la Gloria para alcanzar misericordia nos está diciendo que entre el Dios de la Misericordia -tan glorioso- y nosotros hay un abismo de Gloria. Nos está diciendo que ese abismo no se cruza pintando a Dios como a un abuelito y dándole palmaditas en la espalda sino reconociendo la propia pequeñez ante la que se inclina el mismo Dios no para que le demos palmaditas en la espalda sino para salvarnos. Nos está diciendo que quien se acerca al trono de la Gloria confiadamente y no anda buscando misericordia, se la juega. Jesús lo dijo muy bien cuando contó esa parábola del tipo que osó saltarse el protocolo y se presentó -muy confiadamente- en la sala del banquete sin el traje protocolario. Se ve que aquel tipo pensó: "¡Bah!El protocolo no va conmigo. Yo estoy por encima de esas cosas. La gentuza se engalana para ir a ver al rey porque piensa que el rey es alguien. Pero yo, yo, yo... sé que el rey estará encantado de conocerme". El rey -claro- mandó que lo echasen a la calle atado de pies y manos. Jesús lo contó mejor aunque esa parábola -no sé por qué- no es muy popular. Quizá sea porque no da buen rollo y a los curas nos da pereza predicarla. O porque habla del abismo de Gloria que media entre los tipos simpáticos y buenrollistas y el Dios de la Misericordia.
    Amable doña Cordelia: No sé si me he explicado pero temo haber abusado de este espacio que -tan amablemente- dedica usted a los comentaristas. Espero no haber abusado de su confianza. No sabe usted cuánto agradezco su amabilidad.

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    1. Gracias, don Javier, por el comentario. Ayer, no sé donde, leí a alguien (como ve, el Alzheimer me domina) que citaba a santo Tomás, y el santo distingue entre "credere Deo", "credere Deum" y "credere in Deum". La explicación que daba ese alguien sobre estas tres formas de creer me gustó mucho. Lo malo es que, de verdad, no recuerdo quién ni dónde.

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