lunes, 5 de noviembre de 2012

Chistecillo

Me gustaría compartir con ustedes una experiencia relativa a aquello del
beber y conducir.

Hace un par de días, estando con algunos amigos, después de nuestra comida
habitual, al darme cuenta de que se me había ido la mano con las copas, hice
algo que nunca había hecho antes: dejé mi coche y cogí un autobús para
volver a casa.

Llegar sano y salvo fue una agradable sorpresa, sobre todo considerando que
en mi puta vida había conducido un autobús y que no sé cómo cojones conseguí
aparcarlo frente a mi casa.

4 comentarios: