lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad

Cuando Belen era muy pequeña, tenía no se muy bien qué, ya sabéis cómo son los médicos, que nunca se enteran de nada... La cosa es que cuando la tumbaba, empezaba a poner caras raras, y luego a llorar y a toser y se ponía afónica. Con dos semanas, hacía un ruido al respirar que parecía Darth Vader. 

Así que la diagnosticamos de reflujo gastroesofágico (que luego no hubo forma de demostrar con pruebas, ni mejoró nada con ningún tratamiento, y se le pasó solo al año y medio) y la única forma de evitar que se pusiera así era tenerla incorporada. Todo el tiempo. 

De forma que, durante muchos meses, dormí sentada en el sofá, con Belén en brazos, enchufada al suministro lácteo materno, y con el paso del tiempo, ya la cambiaba de pecho sin despertarnos ninguna de las dos. Y recuerdo esas noches, abrazada a mi hija, con un cariño especial. 

También recuerdo la noche que se me cayó. Tendría 4 o 5 meses, y debía estar yo especialmente cansada. La cosa es que me desperté sin saber muy bien dónde estaba ni qué pasaba. Tardé unos segundos en orientarme, oír los berridos de la enana e integrar lo que había pasado. Tras unos instantes de pánico, una vez pescada la niña del suelo y comprobada la ausencia de lesiones visibles, alfombré el suelo de cojines, y a la mañana siguiente rescatamos una colchoneta de playa del trastero y la estuvimos usando de salvavidas. 

Nunca más se me volvió a caer. 

Así que, Madre, si me dejas coger al Niño, tendré mucho cuidado. Ya sé que Le he dejado caer muchas veces. Pero, con tu ayuda, no se me caerá más. Si me duermo, o me despisto, tú me avisas, ¿vale?

4 comentarios:

  1. Precioso. Es impresionante los recursos que inventan y sufren las mamas para que sus peques estén bien
    Yo también me apunto a la petición a la Madre¡

    Feliz Navidad a Cordelia´s family y a todos los visitantes de DQTCL

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  2. Mantilla, peineta... y colchoneta o un par de cojines, elige.

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