Ayer pude, por fin, ir a la JMJ. Grupo de peregrinos 7957. Vila, Marita, Papathoma, Cordelia. Con mochilas, sombreros, camisetas y demás. Organizado todo impecablemente por Vila, nos preparó el plan perfecto para hacer lo más posible en el tiempo que teníamos.
Para empezar, comimos extraordinariamente en Chez Vila (gracias, Javier, por dar rodaballo al peregrino, eso es una obra de caridad buena, buena...). Enfilamos acto seguido hacia el metro camino del Retiro. Impresionante ya desde el metro. Grupos de chavales con mochilas, sombreros de todos los colores (había unos estampados monísimos, ois), cantando afónicos, contentos pero no escandalosos. En Ibiza, la locura. Si no hubiéramos sabido llegar al retiro, nos hubiera arrastrado la gente.
La fila de confesonarios parecía una regata de 470 muy reñida. En mi vida había visto yo colas así para confesar, grupos de chicas, todas jovencísimas, monísimas y bronceadísimas (qué odiosas) intentando colarse disimuladamente. Un mogollón tal de gente que era increible la tranquilidad, la falta de follones, el ambiente tan buenísimo.
Nos reímos las tripas mientras esperábamos el turno, nos reímos después, nos reímos todo el rato. Cuando ya nos íbamos, veo de refilón una cara. Me vuelvo, le digo a Papathoma:
- ¡Mira, mira, es Sinretorno!
Y dice ella:
- Pues vamos a saludarle.
- ¡Ay, no, qué apuro!...
- Que sí, nos seas tonta.
Pues no fui tonta. En medio de aquel mogollón de gente, no sé como le conocí. Sólo había visto una foto suya en el blog. Pero sí, era él. Charlamos unos minutos, fue muy agradable.
Testimonio gráfico (hecha con el móvil, no llevaba cámara. Desde allí, tarifando hacia Colón. No pudimos llegar, la cantidad de gente era increible. Y el silencio. El paseo de la Castellana tomado por una marabunta amable (don Javier, qué amables eran todos) y recogida, gente joven, menos joven, niños, ancianos, frailes, curas, monjas, soldados sin graduación, familias enteras. A nuestro lado, un señor mayor, impecablemente trajeado, hacía fotos a la gente sentada en el suelo. Cuando terminó el Via Crucis, este señor se hizo una foto con la familia. Unos diez adultos, varios niños, entre ellos un bebé de unos pocos días.
El Via Crucis no puedo describirlo.
Volvimos hacia el metro y nos cruzamos con un barrendero empujando el carrito. Miraba hacia todas partes, buscando algo que limpiar. No había nada. Con el calor, terrible, las papeleras y cubos de basura rebosaban de botellas vacías, envoltorios de helados, bolsas de plástico. El suelo, impecable. La gente, tranquilamente, hacía colas en los quioscos para comprar bebidas o helados. Cuando nos llegó el turno, no quedaba casi nada.
Hoy vuelvo, a ver qué me tiene preparado la jefa de grupo. Ya os contaré. Me voy a preparar la comida de las niñas...
Cordelia, qué decir... Todo lo que estáis viviendo será inolvidable. Cada vez que pases por el Retiro verás las velas de regata y las colas de "odiosas", te reirás por dentro con las bromas de tus compañeras de peregrinaje.... Pero la calle Serrano ha dejado de ser una calle cualquiera. Ahora es el lugar donde te miró el Papa y te bendijo a ti y a tu teléfono. Siguenos contando, que los peregrinos inmovilizados lo disfrutamos mucho.:-)
ResponderEliminarCordelia, es una crónica de lujo, no puedo completarla con nada más, solo que esto está siendo impresionante.
ResponderEliminarPD: Me alegro que te guste la cocina de mi chico.
Oye, por cierto, no habría por esa zona de Serrano una familia con un niño en silla de ruedas una bebita en sillita?
ResponderEliminarYomisma, no te sé decir. Íbamos medio idiotizadas de contentas, asadas, decidiendo si nos comíamos ahora o luego el bocata que había traído, previsoramente, Marita (dos para cada una, pero luego se nos unieron invitadas imprevistas...), esquivando los globos por lo de la alergia al látex. En fín, que yo no vi a nadie así. Preguntaré al resto.
ResponderEliminarLo digo porque por la foto estáis en la zona de Serrano en la que han visto al Papa msi hermanas Pilar y Paloma con mis sobris, uno de ellos, Gonzalo, en silla de ruedas, y otra Cecilia (sí, hija como la mía) bebida en su sillita. Pero ahora caigo que la pregunta es absurda. Cuando pasa el Papa uno no ve mas que al Papa. Seguid contando!
ResponderEliminarUna crónica muy vital y risueña.
ResponderEliminarY que pasada encontrate y reconocer a sinretorno¡¡ Con el mogollón de gente que había por Madrid
Me hubiera gustado pasar por Retiro y ver la imagen de los confesionarios, de la fiesta del perdón.
Esta JMJ, ha sido impresionante. Mogollón de gracias a la gente de Madrid, la acogida y organización ha sido fantastica y ha facilitado que pudieramos disfrutar de la visita y palabras de nuestro genial Sto Padre
Por poner dos ejemplos de agradecimiento:
los vecinos de 4vientos que nos mojaban por el camino... se agradecía un montón el agua de las mangueras.
Saliendo de 4 vientos, ibamos buscando una calle en donde nos esperaban el resto con el coche. Un vecino no se como detecto que las dos, entre tanto grupo de peregrino, ibamos medio perdidas y se paró para orientarnos. Con lo agobiado que iba el pobre pq no habia podido dormir a causa de la gente ( peregrinos o no) que iban pasando toda la noche por debajo de su ventana cantando.
Gracias a todos¡