Está al caer la JMJ. Dos millones de jóvenes de todas las nacionalidades y de todas las edades (porque la juventud se lleva dentro, en muchos casos) vienen a Madrid a ver a SS Benedicto XVI.
Pero, claro, el Papa es, horror y pavor, el representante máximo de "la carcundia cristofascista" (palabrita que esta frase la he leído en varias ocasiones en los últimos días). Los creadores de opinión (y daría una pierna por saber quienes son) han informado a la masa no pensante de que España es un país aconfesional, lo que en román paladino quiere decir que todas las religiones son igualmente bien tratadas salvo la nuestra. He leído "opiniones de los lectores" de lo más sospechosamente uniformes, en las que explican que cada vez menos gente es practicante en España, que un 7% de los matrimonios en España son por lo civil (cifra elevadísima, a lo que parece) y que esto nos va a costar un dineral que pagamos todos.
Por mucho que la organización del evento haya informado de que nada de la JMJ se paga con dinero oficial, estas declaraciones no son noticia ni salen en los medios importantes. Y aunque se lo dijeran, la masa manipulada no se lo creería, porque no creen en la Iglesia, sino en Tele5, y a pies juntillas.
El gobierno ha dado el primer ejemplo a seguir, convocando un Consejo de Ministros. Los sindicatos, huelga de Metro y de aeropuertos, a las que, según sus declaraciones, se han visto "obligados". También una manifestación antiPapa y una campaña, original, sutil y finísima. "Rómpele la cara al Papa".
Sería reiterativo preguntarse porqué no hacen eso mismo con los líderes islamistas o los musulmanes en general. No se atreven. Son memos, pero no idiotas. Ahora bien, ¿cómo justifican las acciones antiPapa? La razón esgrimida por estos individuos es esa, que la mayoría de los españoles no son católicos y todo eso. Me parecería bien si hicieran esto mismo cuando viene el Dalai Lama. Porque, aunque dudo enormemente de que la mayoría de los españoles no sean católicos, tengo clarísimo que los budistas son una minoría. Y sin embargo, es mencionar al Dalai Lama y todos los progres babean de gusto. Me lo expliquen, plis.
Estamos en plena crisis galopante. Qué buena ocasión para promocionar, desde el gobierno y los organismos oficiales, los actos de la JMJ en todo el mundo mundial, para organizar alguna cosa, lo que sea, para prolongar la estancia de los asistentes. Porque, seamos prácticos, si cada uno de los participantes compra aunque sea un bocata y una cocacola, son dos millones de bocatas y dos millones de cocas que se venden. Y no está el horno para despreciar estos bollos. Pero tanto les escuece que la juventud se movilice para ver al Papa en lugar de estar idiotizados por sus lavados de cerebro, sus Norias, sus series televisivas y sus perroflautas, que no les queda más opción que la pataleta. Pues me alegro.
Ea. Y ná mas.
ResponderEliminarTe parecerá poco? Pues no me he enrollado ni nada, pero es que me caliento...
ResponderEliminarTe cuelgo en FB si no molesta. Y conste que cada día me arrepiento mas de no poder ir a Madrid
ResponderEliminarNo molesta, me hace una ilusión... Y ojalá pudieras venir.
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