domingo, 24 de marzo de 2013

La oración en el huerto

Recuerdo al Morta, un tío duro como él sólo, que se pegó un hachazo en una pierna que se veía el hueso, y que se mantuvo entero, pálido como la pared, pero sin perder los papeles. Unos meses después se bañó en unas pozas de deshielo en Gredos, y al salir tenía las piernas cubiertas de sanguijuelas. Su cara era un poema, estaba absolutamente descompuesto, y decía, entre dientes y muy rápido: quítamelas, quítamelas.

En los países medio civilizados, como el nuestro, la higiene es una constante en nuestra vida. Nos duchamos mucho más de lo necesario. Y la sóla idea de tener piojos, o sarna, o lombrices, o pulgas, nos revuelve las tripas hasta el punto de hacernos sentir enfermos. Imagina entonces a Jesús en el huerto de los olivos. Él, Dios, Todopoderoso, inconcebiblemente bueno, tan alejado del pecado como pueda ser posible, se echó encima todos nuestros pecados. Los tuyos. Los míos.

No consigo imaginar la repugnancia, la sensación viscosa y asfixiante, la angustia que debió sentir Él entonces. Esa angustia que le hizo sudar sangre. Y con esa insoportable carga a cuestas, sufrió además los latigazos, los escupitajos, las burlas, la corona de espinas, la marcha, colina arriba, cargado con la Cruz, posiblemente en estado de medio shock por la pérdida de sangre y el dolor. Los clavos. La imposible elección: asfixiarse o apoyar sus huesos torturados en los clavos que los atravesaban, para aspirar agónicamente un par de bocanadas de aire. Y todo eso, cargando con mis pecados, con los tuyos. Hasta la última gota de sangre. Hasta el fondo, apuró ese Cáliz de agonía, para salvarnos.

Y por que sabia que el abismo abierto entre Dios y el hombre, entre Dios y cada hombre,  por el pecado, no podía cerrarlo ni siquiera todos los hombres de la historia juntos. Sólo Dios. Esa era su misión redentora, por eso había venido al mundo. Porque Dios ama tanto a cada uno, que no acepta que no se pueda acercar a El sí en algún momento cae. (gracias a Yomisma por el corolario)

9 comentarios:

  1. Cordelia, buen comienzo de la Semana Santa . Sigue, sigue....

    ResponderEliminar
  2. Qué profundidad... Estoy con Cordelia: sigue, por favor.

    ResponderEliminar
  3. Ala, tía que no había leído el final....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Cómo que no lo has leído? Es tuyo, bonita.

      Eliminar
    2. Mío!!!!??? No, no, no... Es de todas. Y de todos.

      Eliminar
  4. Me ha gustado mucho. Gracias a todas!!

    ResponderEliminar
  5. Vuelvo hoy a esta entrada, para centrarme más en esta noche.
    Hasta la última gota de sangre... uff eso es muy duro.

    Gracias¡¡¡

    ResponderEliminar