Hace un tiempo que no cuento las excursiones nocturnas de Carmen. Eso no significa que no existan, ¡qué va!, sino que en algún momento lo cotidiano deja de ser noticia.
Estas dos últimas noches han sido algo más originales. El bibe de las 5 no falta nunca, pero hace dos noches tuvimos también episodio a las 6:
- ¡Mamiiiiiiii!
- Ya voy, hija, ¿qué pasa?
- ¡Lumpio, lumpio Malolo!- Malolo es su padrino, el más grande malcriador que vieron los siglos. Probablemente vendría a las 6 de la mañana a llevarla a los columpios, y encantado.
- Sí, hombre, ahora mismo llamo yo a Manolo para que te lleve al columpio. ¡A dormir!
Lo bueno que tiene es que, por lo general, se duerme.
Esta madrugada, de nuevo a las 6, llorando con un desconsuelo que era para verlo:
-¡Mamiiiiiiii!!
-Sí, hija, ya voy
- Mami, ¡el bibi me ha pegao!- con unos sollozos desgarradores
-¿Quién te ha pegado?
- ¡El bibiiiiii!
¿Se habrá dado con el bibe en la cabeza o algo?
Que monaaaaa¡¡¡ Me encantan estas escenas infantiles
ResponderEliminarCuando se quedaban los sobrinos a dormir en casa, si lloraban por la noche, me levantaba y si lloraban mucho, por miedo, me los llevaba un ratito a mi cama. Siempre con la condición de que era solo por un ratito, tenían que volver a la suya y dándole un aire de complicidad, porque mi hermana se "enfada" si me despiertan.
Al día siguiente, la sobrinilla lo primero que hacía era ir a su madre para decirle, toda orgullosa, que había conseaguido dormir un rato en mi cama¡¡
Ten cuidado con los bibis agresivos. Sobre todo porque de lo que se come se cría!!!
ResponderEliminarBesos, guapa.
Y preciosa tu nena, que lo se yo, ea.
Animo, tienes muchos años por delante para poder dormir. Ahora todavía no toca, pero todo llega... Parece que mi Almu quiere llegar a ese estado dentro de poco. Carmelilla llegará, esperemos que mas temprano que tarde.
ResponderEliminarMiriam, los niños son así de cabritos (quitándoles años).
ResponderEliminarMarita, gracias.
Vila, te quieres creer que me da pena pensar en el día que ya no me llame por la noche? Porque esos momentos en los que estamos las dos solas, cuando ella está toda blandita, derrumbada, abandonada en mis brazos, son preciosos.