miércoles, 14 de marzo de 2012

En qué Dios creemos...

La conversación, salpicada de blasfemias, y con un contenido absolutamente inmoral. Comentando del traje de novia, los cubiertos, las flores. Y de repente, que si la iglesia tal o cual.
- Ah, pero... ¿que te casas por la Iglesia?
- Sí, hombre, si yo creo en Dios...

Y ahí estamos. Vives con tu novi@, no quieres niños. No quieres a nadie, salvo a tí mism@, y a tus allegados. Te bebes los inmundos programas de cotilleos y los realitys. Despotricas de los sudacas, los negros, los moros, los gitanos, los que sean. Y suma y sigue. Y te casas, por la Iglesia y de blanco, porque crees en Dios.

Y yo me pregunto, en qué Dios creemos. Hemos inventado, entre todos, un Dios muy cómodo. Creemos en un dios (con minúscula) que está allá lejos, en la cima del Olimpo o en el Valhalla. Ha hecho el universo entero, y a nosotros como un bicho más. No le importamos en exceso, a no ser que nos pasemos tres pueblos a la hora de asesinar, robar o fornicar. Entonces, todos creemos que su ira debe caer sobre el culpable (que nunca somos nosotros). Mientras tanto, mientras no llamemos su atención, y nos limitemos a ser sólo un poco malos, nuestra mediocridad se difumina en la masa, y ni se da cuenta de que existimos.

¿Y dónde queda Jesús, que murió por mí? No por la humanidad, ni por todos. Por mí. Por mis mentiras, mi soberbia, mi egoísmo, mi pereza. Para que yo, con mi nombre y mis dioptrías y mi cicatriz de la apendicitis, yo misma, ésta que suscribe, tuviera la ocasión de salvarme. Dios, que conoce hasta el último pelo de mi cabeza, y hasta el último pensamiento que pasa por mis sesos. Dios, que está en cada Sagrario de mi pueblo, esperando que vaya a verle, en el confesonario, dispuesto a perdonarme cuando yo tenga a bien darme cuenta de lo que he hecho. Dios, que muere todos los días para que yo pueda vivir eternamente. En ese Dios, ¿creemos?

Porque esa creencia obliga. Si crees, sinceramente, que Jesús ha muerto para salvarte, no te queda más remedio, en conciencia, que corresponder a ese Amor, en la medida en que somos capaces. Y eso cuesta. Y por eso seguimos diciendo que creemos en Dios, y viviendo como si no creyéramos.

Es más cómodo, ¿no?

10 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. No había más, es que intenté publicar el comentario de anónimo que va a continuación y lo borré sin querer. Una, que es torpe...

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  2. Wooowww!!! Increíble entrada!!! Da mucho que pensar!! Muchas gracias y enhorabuena!

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  3. Gracias por mentarme. Cordelia, no te enfades, es mejor que se case por la iglesia y que crea en Dios. Ya El se encargara de que eso tenga fruto. Porque ademas nos quiere tanto que nos deja ser todo lo estúpidos que queramos.

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  4. Tía, simplemente gracias. Me acabas de dar una lección sin tu saberlo. MUAC

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  5. Jasp!
    Toma entrada preparatoria del retiro!!! Y yo que decía que iba dispersa... Acabas de introducirme en las profundidades del Amor de Dios.
    GRACIAS.
    Otro MUAC.

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  6. y cada noche decir : Anda, que otra vez se me había olvidado lo de Tu pagas mi condena, yo quedo libre, y me dejas irme contigo ¡

    Gracias por recordarlo esta noche.
    Y ahora sí, me voy a dormir.

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