miércoles, 9 de marzo de 2011

Pudo haber sido así


Adán y Eva metieron la pata, como todo el mundo sabe, y por ello fueron castigados. Adán a trabajar con el sudor de su frente y Eva a parir hijos con dolor. Lo de menos es el dolor, eso dura más o menos poco y luego se olvida. Ahora bien, los hijos SE QUEDAN.
Total, que mientras Adán se iba a la oficina o el equivalente, Eva se quedaba en casa con los niños. De aquélla no había guarderías (os recuerdo que solo estaban ellos cuatro), así que los niños estaban todo el día en casa. La pobre Eva cocinaba, lavaba y limpiaba para cuatro, y mientras tanto los angelitos hacían de las suyas.
Total, que el día que Eva tuvo el tercer ataque de nervios seguido, al haber encontrado a Caín decorando el sofá blanco del salon con rotulador indeleble, mientras Abel había atascado el retrete con dos rollos enteros de papel higiénico, Yahvé decidió apiadarse de ella e inventó la siesta (la de los niños, por supuesto). Y entonces, Eva también descansó (media horita nomás, pero qué bien sienta). 
He podido escribir esto porque las dos están planchando la orejita...

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