viernes, 4 de marzo de 2011

El despelleje indiscriminado



Hace mucho tiempo leí un chiste de Forges. Un guía turístico acompañaba a un guiri, y señalando a dos mujeres con las cabezas juntitas, decía: Este es el primer deporte nacional: el despelleje indiscriminado.
Ahora me doy cuenta de qué gran razón tiene el chiste. Da igual quién sea y da igual el grado de aparente amistad que una a la persona criticante y a la criticada (antes pensábamos que era una cosa más de mujeres, pero cada día son más los hombres que entran en la categoría profesional de este deporte). El despelleje a la española, grado superlativo de la crítica, consiste en poner a pingar a Fulana cuando estás con Mengana, y a Mengana cuando estás con Fulana.
Es una forma estupenda de entablar conversación o de mediar en conversación ajena, sobre todo cuando el que pones a parir de entrada es algún famoso o así. El despelleje de conocidos mutuos requiere un grado más avanzado de confianza, pero proporciona una intensa sensación de complicidad.
Quién no ha oído o participado en una conversación de este tenor:
- Pues fíjate mi marido, que le puso al niño los pantalones con las rodilleras por detrás.
- Pues anda que el mío, que.... -lo que sea.
Y eso que son los respectivos. Pero da igual. La competencia por ver quién despelleja mejor, ese es el verdadero deporte nacional.
Elevado a grados superlativos, se convierte en programas de televisión. Ejemplo perfecto: Tele5. Allí van Pepe y Juan, y ponen a caldo de gallina a Manolo. Al día siguiente van Pepe y Manolo y el que sale a pingar es Juan. Y así sucesivamente. Y delante de millones de espectadores, que disfrutan del espectáculo. Es el criticador profesional. De campeonato, vamos.
Yo soy la primera que entono el mea culpa.
Pero está de lo primerito en la lista de cosas a cambiar.
BSS

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